Galicia esconde zonas muy sui generis, cada una con un encanto y una belleza particular. Su agradable clima, de temperaturas templadas y abundantes lluvias, la convierte en el destino ideal para los amantes del tiempo moderado, a la vez que perfila un paisaje natural verde y frondoso que le confiere un carácter y una identidad propia. Orense es la única provincia que carece de mar, pero no de encanto. Está asentada sobre un valle y recorrida por el Miño, lo que la convierte en el destino ideal para los amantes del turismo activo. Además, alberga los montes más elevados de la comunidad y parques naturales de gran valor ecológico, como el Parque Natural de Baixa Limia.
Las provincias y las zonas del litoral costero son las más conocidas. No en vano se pueden encontrar inmensos arenales en las Rías Altas y en las Rías Baixas rodeados de enclaves naturales de una belleza muy particular, que conforman un paisaje prácticamente único en el mundo. Sanxenxo se puede decir que es la capital de las Rías Baixas. Se ubica en el valle del Salnés, entre la Ría de Pontevedra y la Ría de Arousa, abrigada por numerosas lomas, lo que hace que tenga un microclima durante todo el año. El litoral costero se extiende a lo largo de 17 kilómetros y está jalonado por numerosas playas de gran belleza y carácter y grandes acantilados que se convierten en privilegiados miradores naturales.
Casa rural Sanxenxo
En contraste con los paisajes marítimos se encuentran los del interior, recorridos por verdes valles, de los que nacen onduladas colinas, bosques, grandes viñedos y huertos rodeados de casas. Hay numerosas aldeas típicas, para resarcimiento de los amantes del turismo rural y de aquellos que buscan paz y sosiego en contacto con la naturaleza. Destaca Aldea Bordóns, una aldea rural ubicada sobre un valle desde el que hay unas espectaculares vistas a la Ría de Pontevedra y su costa. Está integrada por tres viviendas típicas con tejados a dos aguas y fachadas de piedra. Su belleza radica en su esencia, que trata de recordar los tradicionales "rueiros" gallegos con la conservación de hornos de pan, hórreos y el intenso colorido típico de los pueblos marineros. En sus alrededores practicar senderismo por la costa o por el valle, jugar a relajantes deportes, como el golf, o disfrutar de rutas enológicas, como la del Albariño, no solo es posible, sino que es un lujo.
Las provincias y las zonas del litoral costero son las más conocidas. No en vano se pueden encontrar inmensos arenales en las Rías Altas y en las Rías Baixas rodeados de enclaves naturales de una belleza muy particular, que conforman un paisaje prácticamente único en el mundo. Sanxenxo se puede decir que es la capital de las Rías Baixas. Se ubica en el valle del Salnés, entre la Ría de Pontevedra y la Ría de Arousa, abrigada por numerosas lomas, lo que hace que tenga un microclima durante todo el año. El litoral costero se extiende a lo largo de 17 kilómetros y está jalonado por numerosas playas de gran belleza y carácter y grandes acantilados que se convierten en privilegiados miradores naturales.
Casa rural Sanxenxo
En contraste con los paisajes marítimos se encuentran los del interior, recorridos por verdes valles, de los que nacen onduladas colinas, bosques, grandes viñedos y huertos rodeados de casas. Hay numerosas aldeas típicas, para resarcimiento de los amantes del turismo rural y de aquellos que buscan paz y sosiego en contacto con la naturaleza. Destaca Aldea Bordóns, una aldea rural ubicada sobre un valle desde el que hay unas espectaculares vistas a la Ría de Pontevedra y su costa. Está integrada por tres viviendas típicas con tejados a dos aguas y fachadas de piedra. Su belleza radica en su esencia, que trata de recordar los tradicionales "rueiros" gallegos con la conservación de hornos de pan, hórreos y el intenso colorido típico de los pueblos marineros. En sus alrededores practicar senderismo por la costa o por el valle, jugar a relajantes deportes, como el golf, o disfrutar de rutas enológicas, como la del Albariño, no solo es posible, sino que es un lujo.